En coincidencia asombrosa
que comparte Monterrey,
pueblo de Dios somos grey
que comparten Milagrosa.
De nuestra Virgen se cuenta
De nuestra Virgen se cuenta
que ante un peligro inminente,
por invasión de repente,
la ocultan y los
alienta.
Con el peligro pasado,
vuelta la normalidad,
la imagen de la deidad
en el lugar no es hallado.
La descubren sobre el roble
en un día de tormenta,
y allí el pueblo la frecuenta
a los sones de un redoble.
Al tiempo nuestros mayores
le levantan una ermita,
y allí la Virgen bendita
les recibe entre fervores.
El roble allí permanece
de la ermita en un costado,
y la sirve de entoldado
cuando la noche aparece.
Entre tanto en Monterrey,
misioneros franciscanos,
llevan por los altiplanos
nueva religión y ley.
Aborígenes la siguen
y otros se ven obligados
a seguirla doblegados,
y otros la imagen persiguen.
Se produce una revuelta
y mexicas aguerridos
se hartan de ser sometidos
y al rencor dan
rienda suelta.
Y a la Virgen los cristianos
temiendo verla perdida,
la ocultan bien escondida
del furor de los paganos.
En el tronco de un roble hueco
han hallado un escondrijo,
un refugio y un cobijo
expandido por el eco.
Y aquel eco lo percibe
una humilde pastorcilla
de las de saya y toquilla
que en susurros lo recibe.
Y nueva Virgen del Roble
existe en la cristiandad,
con visos de eternidad
con retumbar de redoble.
Cenicientos, Monterrey,
y de igual Virgen son grey.