Alegría me da verte
y pena verte alejar,
cuando el tiempo nos advierte
su lejanía al pasar.
Emociones encontradas,
veleidades de fortuna
en las noches estrelladas,
contemplativas de luna.
Abaniqueo de orejas
y dulzura de los besos,
apasionadas parejas
sumidas en los excesos.
Los cantos de madrugada
ante el fuego de una hoguera,
ardor de la edad dorada
cuando siempre es primavera.
Una tienda de campaña
y unas botellas de vino,
y ninguna nube empaña
esa noche a tu destino.
Acordes de una guitarra
y yerba de una pradera,
y sentir como te amarra
eterna la vida entera.
Y el amor está presente
en la ribera del río
y al acariciar mi frente
vivimos un desvarío.