Amo las cosas sencillas
que apenas cuestan
dinero,
ser en un tren
pasajero,
ver crecer a las
semillas
y saltar a las ardillas.
y saltar a las ardillas.
Converso por el
sendero,
en búsqueda de virtud,
con Dios al que hablo
de tu
pues no siendo un Dios
severo
al no temerle, le
quiero.
Y él a veces me
responde
o al menos así lo
pienso,
no penséis que vierto
incienso
pues el eco no se
esconde,
y me pregunta que a dónde.
Que hacia dónde me
dirijo,
dónde encamino mis
pasos,
agua bebida en mis
vasos
resolviendo el
acertijo
del que ya tiene un
plan fijo.
Y es cierto Señor, lo
tengo,
tengo la vida reglada,
tengo el puerto y la posada,
austero yo me mantengo
y nada no mio retengo.
Tengo paz y tengo un huerto,
tengo el sosiego y la
calma,
tengo el bien dentro
del alma,
tengo el horizonte
abierto
y un Edén que fue
desierto.
sin saber lo que me
resta,
sin haber previa
protesta
veo mi vida abocada:
veo mi vida abocada:
¡A sumergirme en la
nada…!