Nuestro gato Andrés, ¡qué
miedoso es!
Se oculta y lo ves y
no lo ves.
Es pusilánime y
candoroso,
y noctámbulo y muy
cariñoso
y es subrepticio el
dueño de la casa
y su cara dura nos
sobrepasa.
Lo trajimos de
Rascafría,
en noche de lobreguez
fría.
Perdido sobre el patio
del albergue,
contemplando el lugar
donde se yergue
el Monasterio del
Paular
y por no dejarse
enjaular.
En sus visitas al veterinario
llora como infante en
el parvulario
y con arte se come los
langostinos,
como el más pulcro y fino
de los mininos.
Cuando sale al rellano
de escalera,
con cualquier ruidito nimio
se altera
y se mete en casa
despavorido,
lanzando airado
estridente maullido
pero exige salir
continuamente
a pesar de su miedo
ante la gente.
Y es que este pillo
redomado
nos tiene el ánimo
ganado.
Prototipo gatuno inteligente
es como buen felino independiente
y su afecto no lo
entrega a cualquiera,
mira antes de forma
atenta y severa
y al no atraerle amago o apunte de sonrisa,
discreto se aparta a
su rincón a toda prisa
y ovillado ya no se
muestra ni deja ver
hasta que el hambre
aguijonea y ha de comer.