Corucha pendenciera y mal hablada,
de arranques fulgurantes e imprevistos
por quienes conocíamos previstos
cuando los descargaba en andanada.
En jarras se ponía alborotada,
se acordaba de santos y de cristos,
de los torpes, los tontos y los listos
en cuanto se encendía en forma airada.
Después su corazón platino y oro
en joya convertía aquella boca,
manantial caudaloso era sonoro
mitigador de sed que se desboca
diciendo por el pueblo y por su foro:
"cada uno se jode cuando le toca".
de arranques fulgurantes e imprevistos
por quienes conocíamos previstos
cuando los descargaba en andanada.
En jarras se ponía alborotada,
se acordaba de santos y de cristos,
de los torpes, los tontos y los listos
en cuanto se encendía en forma airada.
Después su corazón platino y oro
en joya convertía aquella boca,
manantial caudaloso era sonoro
mitigador de sed que se desboca
diciendo por el pueblo y por su foro:
"cada uno se jode cuando le toca".