Voz de una leyenda que nos sobrevive cuenta
que muy alhajada y muy
bella una bruja habitaba
orillada al canto y penas de amor ahogaba
atrayendo a hombres de
la aldea cenicienta.
Mentiras y falsedades
que la gente inventa,
era un hada blanca que
a los coruchos velaba
y a caminantes agónicos
los confortaba
en tanto hablaban de sus luchas de vida cruenta.
Seráfica y volátil,
como las mariposas,
ajena a cuanto se
decía vivía el hada
en torno al canto las
abejas libaban rosas,
pero un día por la
incomprensión se vio forzada
a abandonar la piedra
y sus florestas umbrosas
y en el canto quedó su
inmortalidad grabada.