La Ermita en un altozano
con el Roble que la cerca,
y el perfume de un manzano
con el rumor de una alberca.
De la Virgen su morada
cuando los fieles la llevan,
en la tarde enamorada
de las mulas que allí abrevan.
De piedra es el edificio
de una construcción modesta,
sin el menor artificio
que riqueza manifiesta.
De pueblo pobre es Ermita
reparada con colectas,
pero la fe allí palpita
en las curvas y en las rectas.
Nada tiene destacable
que penda de sus paredes,
solo un aura venerable
que nos prende con sus redes.
De la Virgen el reposo
en el mayo de las flores,
viviendo con el esposo
de los divinos amores.
Ermita que es su eclosión,
como en el resto de España,
romeros, fiesta y canción,
quince de agosto en la entraña.
Allí se agolpa el corucho
en día de fiesta y fe,
alegrándose muy mucho
cuando la Virgen le ve.