¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo!
Ya se oyen los claros clarines.
Rubén Darío
Van con los caballos sin corcoveos,
ligeras las riendas, firmes los pasos,
flamantes centauros sobre pegasos
al prado célibe de los deseos.
Nocturnos Banderuelos de Romeos
con sus Julietas bajo
cielos rasos,
de unas noches angélicas con vasos
que liban amantes en gineceos.
La magia caballar el campo inunda,
se afianza la fiesta, toma una impronta
en consolidación que por momentos
su arraigo y extensión valor redunda,
en prístina ocasión en que se afronta
la unidad política en Cenicientos.