en desolada campiña,
y el desaliento la apiña
¡y sin podar!
Quejumbrosos los sarmientos,
impelidos por los vientos
en los campos cenicientos
¡tienen su lar!
Con tijeras y el destral
la poda es artesanal
y tu esposa conyugal
¡podador!
Al podar la savia brota,
en la cepa vida trota
y el invierno ya en derrota
¡en derredor!
Sarmentados los sarmientos
en los fuegos cenicientos,
entre ígneos cocimientos
¡un resplandor!