Estoy llamando a tu
puerta
y oyéndome estás y no
abres,
y la huerta está
desierta
y sin arar no me
labres.
Aridez en el barbecho
dónde late el corazón,
es el pálpito en tu
pecho
que impulsa tu
sinrazón.
Te enredas y
desenredas
en una tela de araña,
y son tus semillas
gredas
de una intrincada
maraña.
En mi torno de
alfarero
daba forma a tu escultura,
y ponerte en el
sendero
del beso y de la
dulzura.
Mas jugando a ser
Lolita
pervertidora y coqueta,
serás turba y no antracita
en los versos del
poeta.
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