Cuando pensamos que todos
los males nos
acompañan,
y sólo vemos recodos,
despellejados los
codos
por las penas que nos
dañan.
Sin duda nos engañamos
y empeorar a peor,
y mejor que lo
asumamos
y decisiones tomamos
y sustanciarlo a mejor.
Hechos que se
concatenan
y abatirnos la cabeza,
desgracias que se
encadenan
nos afligen, nos
apenan
y sólo cabe entereza.
Veces hay que la
fortuna
de nosotros se enamora,
y nos regala la luna
sin prestaciones
ninguna,
amante y conmovedora.
Por la suma del
contraste
de ducha caliente y
fría,
planes que se van al
traste
no siempre son mal
engaste
y de males garantía.
Existen alternativas
bifurcando los caminos,
tomando nuevas derivas
manos y mentes activas,
clarifica los destinos
Y cuando la adversidad
sobre nosotros se
abate,
capear la tempestad
distinto a la
humanidad
que nos precedió al
combate.
En las crisis más
profundas
no aportando
soluciones,
las razones más
rotundas
fueron las voces
inmundas
del tronar de los
cañones.
Recordad: el siglo veinte
advinieron los tiranos,
advinieron los tiranos,
por qué a la gente
decente
los problemas del
presente
se les fueron de las
manos.
Que no nos ocurra
ahora
y es la Historia quien
advierte,
y en nada es
consoladora,
que nos visite en la
aurora
la destrucción y la
muerte.