jueves, 20 de junio de 2013

CÁNTICO ESPIRITUAL A LA VIRGEN DEL ROBLE


Cantos del pueblo corucho
me cantaron en la cuna,
y éste es el canto que escucho
cuando  la Virgen me acuna.

Cánticos de mis mayores
que a su Virgen la cantaron,
cuando la llevaron flores
o al Hijo procesionaron.

Y en el año de la peste,
nos habla una tradición
que hubo una visión celeste
ante el Hijo en oración.

Y las llagas purulentas
prontamente se alejaron,
y las gentes cenicientas
la vida reanudaron.

Virgen del Roble que vela
 por sus coruchos amados,
que la siguen en su estela
de fieles enamorados.

Que depositan sus hijos
en las andas que la llevan,
y portan sus crucifijos
y los cantos se renuevan.

Viven su fe sin matices
de humanos ideales,
de políticos barnices
o atesorados caudales.

En ella vemos  la Madre
que nos disculpa y perdona,
y junto al Hijo y al Padre
nos recibirá en persona.

Que abogará nuestra causa
ante el Alto Tribunal,
y seguro que sin pausa
nos señalará un sitial.

Sopesará la balanza
medidora de pecados
y nos dará su esperanza,
¡no temed mis bien amados!

Ciertamente no tememos 
 Virgen del Roble bendita,
y al nacer te conocemos
en la Iglesia y en tu Ermita.


Allí te llevamos flores
mediados del mes de mayo,
entre divinos amores
y algún ligero desmayo.

Y en la tarde pura y santa
se oye una voz inefable
que mientras te adorna canta,
como a Madre venerable.

Y en el dialogar interno
que mantenemos contigo
eres regazo materno 
abierto siempre el postigo.

Y en los días de aflicción
envueltos en la amargura
pedimos con devoción,
alejes la desventura.

Y en los días bonancibles
serenos de viento calmo
en tus rasgos apacibles
brilla belleza de salmo.

La sobriedad castellana
nos plasma y caracteriza,
¡Oh, Divina Soberana
tu visión nos humaniza!



Nunca hacemos aspavientos
en tu procesión sencilla,
el corucho Cenicientos
es semillero y semilla.

Te acompaña en tu novena
y te reza en tu rosario,
y en tu alegría y tu pena
es campana y campanario.

¡Las coruchas laboriosas
te hilvanan un nuevo manto
con los pétalos de rosas
enjugador de tu llanto!

Nuestros rezos y plegarias
solemnizan en tu faz,
sin lágrimas funerarias
cuando un alma parte en paz.

Son tus coruchos devotos
tus asiduos concurrentes,
cuando van tristes y rotos
llenas de arrugas las frentes.

Te solicitan trabajo
o mejorar su salud
y tú mirando hacia abajo
les disuelves su inquietud.

Y sobre el piélago de almas
que nos tienes asignado,
lago de sosiego y calmas
nos mantendrás a tu lado.

Eres nardo y eres rosa 
divinizado capullo.
Madre de Jesús gloriosa
que le cantaste en arrullo.

¡De Cenicientos Patrona,
de su Iglesia su estandarte
a ti Divina Matrona
soy fervoroso al cantarte!