jueves, 20 de junio de 2013

LA MADRUGADA Y EL TARAMEO


¿Adónde vas a esta hora?
Levantado de la cama
deja que llegue la aurora
y no andes tan a deshora
si prisa no te reclama.

Y respondía en la puerta:
-Mujer, miro el tarameo
y la calle está desierta
y la luna está despierta
y muy tranquila la veo.

Y así un día y otro día
en las noches invernales
sabía el tiempo que haría
al día que amanecía
aunque llovieran canales.

Y en las noches de verano
con la trilla en apogeo
sabía cuándo el solano
era el viento soberano
que le llamaba al venteo.




Hombres de los campos sabios
conocedores del clima
y sus cambiantes resabios
que con ancestrales labios
a la siembra les anima.

Y hablaban del tarameo
los hombres en Cenicientos
como si fuera un recreo
del tiempo en el laboreo
jalonado de argumentos.