jueves, 20 de junio de 2013

EL BAILE DE LA PEONZA




El baile de la peonza
bailando sobre la palma
de la mano que la calma
y que se mantiene zonza.

Después hacer volatines
con la mano volandera
sobre la terrosa acera
entre el ladrar de mastines.



Con la cuerda bien ceñida
sobre la mórbida panza
de la peonza y su danza
se iniciaba la partida.

Un triángulo dibujado
sobre el lienzo de la tierra,
y entre dos dedos se aferra
la chapa del encordado.

Bolas de arcilla pintadas
eran nuestra recompensa,
justo premio que compensa
ser hábil en las jugadas.

Con las bolas en el triángulo
en una masa compacta,
con el rejón se la impacta
a la más próxima al ángulo.

A perra gorda costaban
pasando de mano en mano
en intento siempre vano
que conmigo se quedaban.



Partidas de perra chica
cogidas en los bautizos
de los padres primerizos
jugadas al sol que pica.

Las chapas de las botellas
forradas con futbolistas
eran por nosotros vistas
ídolos de las estrellas.

Era al salir de la escuela
por nuestro grupo forradas
en las tardes perfumadas
del viento de la Plazuela.



Sobre el triángulo estaban
Lesmes con Puskas y Gento
y en DiStéfano el talento
con el que al mundo asombraban.

Y bailando las peonzas
por los latres bien lanzadas
eran piezas bien bailadas
al ritmo de jerigonzas.

¡Y así descubrí en mi mano
ser diestra en el lanzamiento
que inspiran el pensamiento
que rige al buen artesano!