El baile de la peonza
bailando sobre la
palma
de la mano que la
calma
y que se mantiene
zonza.
Después hacer
volatines
con la mano volandera
sobre la terrosa acera
entre el ladrar de
mastines.
Con la cuerda bien ceñida
sobre la mórbida panza
de la peonza y su
danza
se iniciaba la
partida.
Un triángulo dibujado
sobre el lienzo de la
tierra,
y entre dos dedos se
aferra
la chapa del
encordado.
Bolas de arcilla
pintadas
eran nuestra
recompensa,
justo premio que
compensa
ser hábil en las jugadas.
Con las bolas en el
triángulo
en una masa compacta,
con el rejón se la
impacta
a la más próxima al ángulo.
A perra gorda costaban
A perra gorda costaban
pasando de mano en
mano
en intento siempre
vano
Partidas de perra chica
cogidas en los
bautizos
de los padres
primerizos
jugadas al sol que
pica.
Las chapas de las
botellas
forradas con
futbolistas
eran por nosotros
vistas
ídolos de las
estrellas.
Era al salir de la
escuela
por nuestro grupo
forradas
en las tardes
perfumadas
del viento de la
Plazuela.
Sobre el triángulo estaban
Lesmes con Puskas y
Gento
y en DiStéfano el
talento
con el que al mundo
asombraban.
Y bailando las peonzas
por los latres bien lanzadas
eran piezas bien
bailadas
al ritmo de
jerigonzas.
¡Y así descubrí en mi mano
ser diestra en el
lanzamiento
que inspiran el pensamiento
que rige al buen artesano!
que rige al buen artesano!