Para el partido un balón,
de badana la pelota,
las más de las veces rota
y a correr en pelotón.
Dos piedras la portería,
por césped la dura tierra,
y a veces trompas de guerra
entre la coruchería.
Por libre y sin arbitraje,
de estadio la Corredera,
formando una montonera
donde no existe el marcaje.
Todos defienden y atacan,
avanzan o se repliegan,
y a veces piernas se siegan
mas lesiones no constatan.
Árbitros éramos todos,
todos reclamando faltas,
pelotas por bajo y altas
y a veces con malos modos.
Y si un penalti se pita
o un córner ejecutar,
lo exigía lanzar
dueño de la pelotita.
Y si arrecia la protesta
y el todos participar,
era siempre el acabar
terminándose la fiesta.
El dueño de la pelota
la cogía bajo el brazo,
siendo lazada y el lazo
que la victoria se anota.
-Ahora solo yo las pío
y el partido lo controlo,
y nadie me toca el bolo
puesto que el balón es mío.