Guardó a su pernil como a oro en paño,
lo amasó y saló con arte y con traza,
y después lo
cubrió en papel de estraza
igual que
hicieron coruchos de antaño.
Pastor fue
siempre, guarda de un rebaño
que no cruzó ni estercoló
la plaza
de la red al
pasto, al redil y al haza
y así día tras
día, el mes y el año.
Domingos no hubo
ni días de fiesta
del rebaño siervo,
criado y esclavo
solo el quince de
agosto excepción doble
encentaba el jamón, después la siesta,
iba a los toros fijo
como un clavo
y en procesión de
su Virgen del Roble.