en
donde el sol naciente se derrama,
y el mirlo trémulo que está en la rama,
canta
a la noche en trinos su declive.
La
Virgen del Alba con él convive
y
el dulce canto la complace y ama,
y
el mirlo encendido en gloriosa llama,
le
ruega al día que avanzando avive.
Y
emprende el mirlo en búsqueda afanosa
entre
el brezo, el rosal y entre la rosa,
que
rodea la valla y la piscina,
del
Parque Mayor ramitas de un nido,
que un nidal será sublime y florido
con
la Virgen que oficia de madrina.