entreactos lisonjeros
de coruchos castañeros
teniendo a mano al
porrón.
Con ascuas rojas la lumbre
y contención en la espera
y no sentir pesadumbre
y si tercia hasta una
azumbre
de la cepa coruchera.
Pues aunque fuera incorrecta
la educación imperante
de política correcta,
entonces era perfecta
en mesa el vaso
delante.
Con vino nos destetaban
a los infantes
coruchos,
y alcohólicos se daban
no más que se
encontraban
en fondas y en cafetuchos.
Oíamos los chasquidos
Oíamos los chasquidos
de castañas al asarse
y eran música y
latidos
despertando los
sentidos
Y el tenue golpe a la tapa
y ver la mano que mece
y el primor cuando
destapa
y el placer que al
niño atrapa
y papilas humedece.
Y el humeo que desprenden
las doraditas castañas
sensaciones que se
prenden
y es algo que bien
comprenden
las brisas de las
montañas.
Y en la noche de difuntos
plagada de sentimientos
la Calbotá y sus conjuntos
aunaban a todos juntos