Morales que a sus gusanos de seda
plantaban sobre los verdes linderos,
y entre sendas y almenados testeros,
guardianes de la idílica vereda.
Mariposa crisálida que aseda
los capullos en coruchos veneros,
y verdinegros morales cerreros
donde un árbol avejentado queda.
En las casas la rueca y los telares
en manos de coruchas laboriosas
salmodiaban los rezos contra azares
del devenir incierto de las cosas
que en invierno traía los pesares
de infértiles y muertas mariposas.