jueves, 20 de junio de 2013

NO ENCONTRÉ TU CALOR EN LA ALMOHADA

                                                                 Madrigal

No encontré tu calor en la almohada
ni del cabello la huella,
y en el sopor de alumbre en alborada,
¡se oscureció mi estrella!

Adormecido en leve duermevela,
pude intuir que eras ida
y la brisa apagaba la candela,
¡resplandor de mi vida!

Con el día nacido y ya despierto
me interné por el río,
y descubrí un caudal seco y desierto,
¡como el corazón mío!

Llegó la noche triste envuelta en sombras
trayendo el desamparo,
y la voz amorosa en que me nombras,
¡se apagó como un faro!

Lamento amante del amor perdido
anegado en la pena,
lloro infinito porque fue y es ido,
¡el Amor que encadena!