Émula, no pareces piel de toro,
de Sudáfrica o Rusia con sus minas
que dragan y hasta emplean dragaminas
en la extracción de sus gemas y su oro.
En tanto, tú te ves
bañada en lloro,
viendo peregrinar a tus vecinas
que solapadas, prestas o cansinas,
confluyen todas sobre un mismo foro.
Con pulseras, cadenas o sortijas,
tras puertas de un chillón gualda amarillo,
su tesoro se pesa y se desliza
en crisoles que aprietan las clavijas
y en lingotes de acaudalado brillo
cual tu dinero se evapora en Suiza.