ya unos calvos y otros peinando canas,
de vivencias frugales, hortelanas,
entre niños, colegios y entre rosas.
Nuestras vidas volcamos generosas
y una fuerza interior abre ventanas,
al trabajo que ocupa las mañanas
que en nosotros ya no son presurosas.
Absortos en contacto
con la tierra,
teniendo nuestras manos ocupadas,
alejados vivimos de la guerra
que otrora motivó horas agitadas,
ignorando cuánta belleza encierra
el huerto y sus verdades reveladas.