A Teresa
Te elaboro una sortija
Te elaboro una sortija
hecha con hilos de seda,
sin buril, lima, ni lija,
y ni el oro a ti te agreda.
Y para tu cuello y frente
del lucero una diadema,
de las perlas del oriente
del Caíd de Grazalema.
Y en tus orejas de nardo
de aguamarinas pendientes,
y una sorpresa te guardo
entre mis besos ardientes.
Y en joyel acrisolado
mi crisol fundiendo vierte,
este poema sagrado
de quererte hasta la muerte.