Tierra quisiera ser por donde pisas,
acompasando el firme de tus pasos,
y sombra de tu cuerpo en cielos rasos
transmisores del aire de las brisas.
Y fueran para mí todas tus risas
y el poso de tu huella sobre vasos,
dejada en el atardecer de ocasos
que apuras brevemente por las prisas.
Y ser quisiera llave del candado
con la que cierras el marjal del huerto,
y ser bolsillo en que la has guardado,
y ser volante de tu coche abierto,
y veloz conduces y te has marchado
quedando el huerto un páramo desierto.