Trenzo mi cesta de mimbre
a lo largo de los días,
y eludo necias porfías
mientras prosigo la urdimbre.
A lo lejos suena un timbre,
A lo lejos suena un timbre,
el de las mañanas frías;
fuego de mis poesías,
hacen que mi vida cimbre.
Ya perdida la ambición,
Ya perdida la ambición,
que alenté en la juventud,
no hago nada que me altere:
ya no más contradicción
ya no más contradicción
si a pesar de la inquietud,
todo pasa y todo muere.