Tuvo la fuente del Llano
cuatro grifos, cuatro
caños,
y aquellos plúmbeos
años
tuvieron cántaro a
mano.
Correrías que en
verano
los niños de la
Plazuela,
en vacaciones de
escuela,
abríamos sudorosos
los grifos
ceremoniosos
sin sueño que nos
desvela.