que recibe la pareja,
es del arado la reja
de una nueva
labrantía.
El esposo ve en la
esposa
anuncio de primavera,
a un jazmín en la ribera,
y a la espiga y a la
rosa.
Todo en la casa es
contento
y un consumirse en la
espera,
cruel peldaño de
escalera
que cruje con paso
lento.
Después acometen dudas:
niña será o será niño,
no importa, en nuestro
cariño
serán ternuras agudas.
Nuestra sangre se
prolonga
se extiende nuestro
apellido,
y una vez que haya
nacido
se labre una vida
oblonga.
Se hacen los
preparativos,
los patucos y una cuna
e implorar a la fortuna
nazca sano entre los
vivos.
Días y meses avanzan
y el padre posa su
mano
sobre el vientre del arcano,
y se abrazan y
esperanzan.
Y con el tiempo
cumplido
se está en guardia
permanente,
y al no tener
referente
el padre vaga
aturdido.
Por fin el momento
ansiado
ha llegado y producido,
aquí está el recién
nacido
¡y es muy guapo el
deseado!