entre
autoridades encorsetadas al frente,
el pueblo
corucho se mostraba penitente
embargado
por la fe, el temor y la emoción.
Con los cánticos
entremezclados discordantes,
seguía el
fantasmal espectro de incivil guerra
con la sombra de Caín vagando en esta tierra
y eran sombríos los procesionarios semblantes.
con la sombra de Caín vagando en esta tierra
y eran sombríos los procesionarios semblantes.
Vuestras
imágenes las cubrían con crespones
lúgubres y
aterradoras con negros sudarios,
y varas de
mando jerarcas y mandatarios
revestidos
de oropel y acólitos sayones.
Sobre el pórtico nos asordaban las
carracas
y un estruendo
campanil, por Ti, cuerpo difunto
formando algarabía en selvático conjunto
de un cónclave aberrante de córvidos y urracas.
formando algarabía en selvático conjunto
de un cónclave aberrante de córvidos y urracas.
Gobernados
por el Nacional Catolicismo,
imitando
al dictador salían bajo palio
ya fuera
Andrés, ya fuera Antón, o ya fuera Amalio
“¡y ahora si no medias… Nos llevan a lo mismo!”.