Si dotado yo estuviera
de inspiración y talento,
por las nubes te pondría,
pueblo de luz y viñedos.
Aureola de las brisas
se desprenden de tus cerros,
introduciendo en tus casas
al tomillo y al romero.
Bajan de las Peñas bajan
estrellas en movimiento,
y manadas con los toros
que en tu plaza lidias luego.
Suben a las Peñas suben
nuestros pies, halos ligeros,
buscando desde la cumbre
escala que lleve al cielo.
Llanos buscan, buscan llanos
de nuestros pies el sendero,
cuando sobre los pinares
solloza y susurra el viento.
Soles piden, piden soles
en el calor agosteño,
cuando la afición corucha
se reinventan en toreros.
Conos y tinajas piden
para el mosto vinatero,
que fama ha dado a tus vinos
allende de nuestro pueblo.
Nuestro corazón se ensancha
sin cabernos en el pecho,
viendo los cielos coruchos
en las alas de los vientos.
Cielos que los compartimos
con cuantos vienen viajeros,
paseando en nuestras calles
y sienten a Cenicientos.