jueves, 20 de junio de 2013

EL HOMBRE DEL SACO




Cuentos de la infancia, bustos
historiados en relatos,
semblantes hoscos y adustos
por quienes creímos justos
próceres en los retratos.

Si no te lo comes todo
es a ti a quien come el coco,
y nos daban con el codo
así que de cualquier modo
nos contentaban con poco.

Anduvo un sacamantecas
hecho siempre un desalmado
que arrancaba hasta las pecas
y nos convirtió en babiecas 
y nos cabalgó al dictado.



"¡Cuidado, saca la grasa!",
nos decían como aviso,
y te deja hecho una pasa
y si vuelves a tu casa
ya por siempre eres sumiso.

Luego, el más preocupante,
siempre ha sido el noi del saco,
con el continuo agravante
de ser el del tic rampante
de sonrisa y arrumaco.

Y el hombre del saco ha vuelto
y hace ostentoso derroche
y anda libre y anda suelto,
elegante y desenvuelto
y España le paga el coche.