Ya llegó la primavera
y producido el milagro,
los hortelanos del
agro
ven el agua en la
reguera.
En la caseta de Abel
están guisando un
conejo,
con jolgorio y con
gracejo
lo aroman con su
laurel.
En el tractor va Vicente
y lo secunda Isabel
de estos huertos el
clavel,
de sonrisa
adolescente.
Mario campa por el huerto
y llenas lleva unas
cestas
de huevos a hombros, a
cuestas,
apresurado y
despierto.
Hoy la terraza está llena
y Jesús nos acompaña,
y como a nadie nos daña
nos sirve un buen vino
Elena.
El huerto está florecido,
su vista es
inmejorable,
¡qué ambiente tan
agradable
el por todos
compartido!.
Todos somos solidarios
y compartimos saberes,
cada cual con sus
deberes
somos labriegos
agrarios.
Los columpios volanderos
que surcan esta
pradera,
son la gloria duradera
de cuando fuimos
luceros.
Fulge el sol esplendoroso
y los huertos
tornasolan,
los surcos nos
enamoran
ante fruto tan hermoso.
Bienvenida primavera
cuando el tomate en
sazón
muestre su maduración
habrá fiesta en la
pradera.