Desgastada ya una lima
desprovista de su mango,
en tierra blanda sin
fango
materia hallábamos prima.
Por el extremo afilada
la empuñábamos por lo ancho,
y hacíamos cancha y cancho
en la Plazuela embarrada.
Unos círculos concéntricos
en la tierra se trazaban,
y sobre ellos se clavaban
limas con saltos excéntricos.
Saltando a la pata coja
se lanzaba desde el aire
con estilo y con donaire,
ni muy fuerte ni muy floja.
Si la lima se caía
o en el círculo no entraba,
jugador se eliminaba
Por ser eliminatorio
era muy competitivo,
habiendo que estar muy vivo,
siendo muy resolutorio.
De temporada era juego
del invierno y del otoño,
y era renuevo y retoño
al que hacíamos entrego.
Jugaron nuestros ancestros,
jugaron nuestros abuelos
bajo este sol y estos cielos
del que salieron maestros.
Y de chico me contaron
ser una perpetuación
de corucha tradición
y que a ellos les
legaron.
Pues al trasponer la loma
la jugaban los romanos,
y así nuestros comarcanos
dieron el nombre de "Roma".