Cuando campanas del Juicio Final,
toquen y nos digan a
levantarse
mis cenizas no querrán
espesarse
y aludan que dispersas no están mal.
y aludan que dispersas no están mal.
Tal vez les parezca
entonces banal
urgentes y urgidas a
incorporarse,
y como espectros
sumisas mostrarse
al complejo y nuevo
ceremonial.
Ya Dios me amonestó y juzgó ante el trono
cuando comparecí
humilde en el tono
con mi alma en llamas férvida y contrita.
con mi alma en llamas férvida y contrita.
Su paz rogó y en su gloria el descanso
y mis cenizas en el mundo manso
de esta arboleda de la plazuelita.