Llegó con barbas hirsutas,
una yegua y unos perros,
y revestido de hierros
y entre los canes disputas.
Extramuros de la Ermita
aposentó sus reales,
agua dio a los animales
y vio a la tarde marchita.
La voz se empezó a correr
y acudimos los muchachos
en la edad que sin empachos
se ha de tocar todo y ver.
De funda extrajo un laúd
y empezó con un
rasgueo,
y entre dientes tarareo
junto al arco de la cruz.
Extravío en la mirada,
sus barbas olas del viento,
seguimos su aturdimiento
de cabeza enajenada.
Acudió Guardia Civil
y la autoridad local,
y la figura eclesial
que es el pastor del redil.
De la yegua no se supo
ni de los perros tampoco,
dicen que les dio sofoco
y en apuros puso al grupo.
Dijeron que era un orate
y ser de un pueblo vecino,
y espíritu peregrino
vive sobre el roble y late.