En él campo sin faena
la vida no se concibe,
la vida no se concibe,
y hervidero se percibe
de abejas en la
colmena.
Y en mí la voz que
resuena
del azadón empleando,
es a mi padre cavando
y al preguntarle que
hacía
al momento respondía:
“¡Pues ya ves, aquí enreando!”.