El rosario obligatorio
En las tardes de abúlico vacío,
eternos en la iglesia solitaria,
impidiéndonos el libre albedrío,
eran profanación rezo y plegaria.
Agravaba aquel ambiente sombrío
Agravaba aquel ambiente sombrío
nuestra religión amorfa y gregaria,
y el cura que balbucía en su hastío
su Ora pro nobis fría y rutinaria.
Forzaba su fanática torpeza
Forzaba su fanática torpeza
la asistencia cotidiana al rosario
bisbiseando cual beata vieja.
Párroco fue de los de hueca cabeza,
Párroco fue de los de hueca cabeza,
trentino en el ceremonial sectario
de aquellos curas de poblada ceja.