Reptando por tu
cuerpo en dulce anhelo,
aferrado
a la curva de tu pecho,
desborde
de pasión, flecha en acecho,
me
inclino sobre ti buscando el cielo.
En crenchas esparcido está tu pelo
soy un barco a tu bocana voy derecho
enarbolando el mástil sobre el lecho
y
un estruendo de ropas en revuelo.
Y allí donde el
misterio siempre anida,
donde
mi amor por ti vierte y revierte
y
a su fiesta el Amor nos da acogida
enlazados en un
abrazo fuerte
y
confiado en ser portador de vida,
¡homicida
me das la dulce muerte!