jueves, 20 de junio de 2013

LA VERBENA DEL CERRILLO



Música dominical
elevaba el altavoz
al espacio sideral
en la tarde ceniental
de Gatica con su voz.

Desgranaban las gramolas
las letras de los boleros
con el vaivén de las olas
que agitaban amapolas
en los campos Cenienteros.


 

Letras de los pasodobles
que entonces predominaban
bajo copas de los robles,
altos, erguidos y nobles
a los bailes animaban.

El corrido de Adelita
era música obligada
sobre un amor que palpita
y a un villista le incita
por soldadera arrojada.


El vecindario a la puerta
conversaciones cesaba
sobre el viñedo y la huerta,
hallando ventana abierta
la música que sonaba.

Dulces tardes veraniegas
a la vera del Cerrillo
ya en las horas nocherniegas
de aproximaciones ciegas,
coruchilla y coruchillo.

Con nuestra entrada vedada,
siendo niña, siendo niño,
tras de la puerta entornada
oíamos la tonada 
del cordón de mi corpiño.


Y atisbando tras las rejas
a los cuerpos enlazados,
veíamos a parejas
deslizando en sus orejas
palabras de enamorados.

Juegos de la seducción
era lección aprendida,
llevados por la canción
en alas de la emoción
de la inocencia perdida.