Nuestra Virgen sin mácula
se remontó a los cielos,
sobre las alas níveas
del ángel mensajero.
Sin mayor ceremonia
la recibió San Pedro,
cicerone de estancias
de aposentos del cielo.
Los lechos con doseles
mostrando y sugiriendo
con sábanas de seda
y baldaquines nuevos.
La Virgen asentía
y gracias daba luego,
al bueno de San Pedro
por tanto ofrecimiento.
Después del recorrido
no lo dudó un momento,
y al Apóstol le dijo:
"yo me vuelvo a mi pueblo".
-Allí se halla mi Ermita
y de mi roble el hueco,
y tengo a mis coruchos
que me quieren y quiero.
Y se volvió la Virgen
y aposentó de nuevo,
en la copa del roble
símbolo en Cenicientos.