jueves, 20 de junio de 2013

LAS CARTAS DE LAS ABUELAS CORUCHAS




Se escribieron innumerables cartas,
cual collares perlíferos en sartas.
Las más tintadas y orladas de luto
de años tristes en páramos sin fruto.
Fui de muchacho amanuense forzoso, 
próximo al hecho feliz o escabroso.
De acoso por unas madres y abuelas 
y forzado a leer cartas y esquelas.
Venían de Ceuta o desde Melilla,
quintos que surcaban del mar la orilla.
Mozas garridas sirviendo en Madrid,
que aseguraban triunfar en la lid.
Temibles eran enlutadas viejas,
arcaicas en sus dichos y consejas:
-¡Esa que vuelva de su madre al papo,
y no restriegue por la cara el trapo!
-Prepárate, esta se la escribimos a mi Antoño,
quien con tanto pedir tiesta me tiene hasta el moño.
-Escribe y dile a mi hija que se ha muerto el borrico de la Felisa,
no fue por su padre y ahora por el borrico no pierde misa.
-Cuéntale a ese que vino un bando de agua y nos cayó el pedrisco
y la viña del Cardenchal cuajaíta de uva ha hecho cisco.
-Te hago saber que el Perico se ha vuelto del todo bolo
y era lo único que faltaba al padre el tío Bartolo.
-Ahora el muchacho me escribe a mi tercia, la tía Marica,
todas tuercen el gesto pero a la temible vieja nadie replica.
-Pues te hago saber que tu hermano es un borrachuzo,
y ayer, en la cabeza, fuerte le estampé el chuzo.
-Ahora en la Huerta de las Ánimas tiene de amo al tío Manuel,
y entre tan vago y tan borracho no sé cuánto aguantará con él.
-Y te quiés creer que se lleva llenas de vino dos calabazas,
y a fe que deja sin vino la tinaja y la lumbre sin tenazas.
-El Manuel lo ha puesto guarda cuidar de los furtivos los conejos,
y él a la sombra de un chaparro pimpla viendo volar a los vencejos.
-¡Tú no sabes que cruz tengo yo que soportar con tu hermano!,
y a la Virgen del Roble pido que me tenga de su mano.
-Pos ahora  más digo y doy la vez a la Fidela
que el Satur le escriba y nos dé memoria de su abuela.
-Ha parío la guarra grande que tú conoces cinco coratillos,
y los vamos a vender a un forastero de fuera cochinillos.
-¿Sabrás que la Carmen anda de médicos y dicen que es cosa mala?,
y el marío por el gasto apuntao se ha, a las cosas de la iguala.
-Dice tu padre que de agua y de tempero viene muy bueno hogaño,
y arando anda en la labranza y piensa que tendremos buen apaño.
-A ver si este año venís a las fiestas  ir juntos a los toros,
que dice el señor Alcalde que habrá buenos cobetes y coros.
-Te dejo y doy paso a la Tomasa, que quiere escribir a la nuera,
y voy a pedirle al cura una novena que menos gente muera.
-Te digo nuera que tengo el cuerpo lleno de un sarpullío,
y a pesar de darme un emplasto tengo el ánimo escacío.
-Me paso las noches rascando con un frío del copón,
envolviéndome en la cama, con la borra del colchón.
De este tenor y otros peores eran todas las misivas,
pues con harta frecuencia hablaban de vientres y lavativas.
Todas se juramentaban en darme buenos aguinaldos,
y llegado el día, higos secos y unas castañas pilongas,
pese a ser un muchacho paciente, harto estaba de milongas,
y en el pesebre a la mula, echaba aquel condumio de saldos.