Sois elementos venidos del cielo
arrojados por las constelaciones,
anuncio de las cuatro estaciones,
precursoras de alegría y de duelo.
En invierno, miedo al fatídico hielo,
ruina del campo que otorga sus dones,
donde se escuchan las lamentaciones
de los sembrados en su desconsuelo.
En primavera, estallido de vida,
todo es belleza y el
huerto florece,
al trigal el viento áureo lo mece.
Aguardando a la siega en el verano,
con el otoño esperando en el vano
de la puerta y una
nueva partida.
