jueves, 20 de junio de 2013

LOS SERENOS



Fundidos a los quicios
del vano de las puertas,
guardados de resquicios
de las calles desiertas.

Parejas de serenos
bajo la luna llena
hacían más amenos
noches a la serena.

Y todo insomne oía
la clara serenata
y siempre percibía
su lenta caminata.

El reloj daba la una
daba las dos, las tres,
y en madrugada bruna
vuelta a mover los pies.

El chuzo resonando
sobre la firme tierra
ladridos acallando
de una encelada perra.

Y en noches de diluvio,
en el Ayuntamiento,
buscan calor o efluvio
hallando alojamiento.

Al pueblo tutelando
serenos familiares
y seguridad dando
a noches coruchares.

E igual a tantas cosas
en aras del progreso,
difusas, vaporosas,
trocó la carne en hueso.

Y somos ya muy pocos
quienes en Cenicientos,
os traemos evocos
de sus serenos lentos.