Me dices siempre encantada:
“¡Qué bien a la letra rimas,
cómo la pules y limas
dentro del verso engastada!”.
Toma pues, mi enamorada,
con laurel, mirto y canela
a la luz feble de vela
cuando apunta la mañana
con mi beso en la ventana,
te regalo esta espinela.
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