No llorar por el agua derramada,
ni el ver medio vacía la botella,
ni ese hueco dejado por la estrella
que nos tuvo la vista ensimismada.
Y alegraos teniéndola
mediada,
y a la estrella perennidad de huella,
como a mujer que se mantuvo bella
y nos alentó siempre enamorada.
Y sabed que un día a otro le sigue,
y la vida pese a todo prosigue
con su peso, su punto y su medida.
Y bregad y luchad y sed tenaces,
y en el caos reinante sed capaces
de ordenarle y hallar
nueva salida.