Al padre Gervasio Ruíz Barrero, de la Virgen del Alba
Confuso mira Simón Cirineo
Confuso mira Simón Cirineo
el tumulto originado
en su puerta
hasta hace breves
minutos desierta,
y
ahora inundada de un clamoreo.
Arrodillado en el suelo ve al reo,
con la cara tumefacta
y cubierta
de sangre y, ya apelmazada
y abierta
de heridas, del
inhumano paseo.
A indicación del centurión romano
al reo brinda apoyo con
su mano,
e iza
en alto la cruz sobre el caído.
Y durante un trecho sigue la estela
de aquella embarcación que surca y riela
el mar de un nuevo mundo que ha nacido.