Junto al Camino Real,
y de esto hace luengos
años
cuando decían hogaños
y un páramo el Cornetal.
Un corucho y su
destral
y podador en su viña
sobre corucha campiña,
y blandiendo las
tijeras
en las manos podaderas
el hombre casi la
diña.
Por allí pasó un paisano
con una carga de leña
en una mula pequeña,
parándose campechano.
-¿Qué tal la poda
Mariano?
-A estos andurriales
ando
tranquilamente podando,
cuando quiero echo un
cigarro
y tasco la galga al
carro
y observo nubes
volando.
-Mariano, ten tacto y ojo
manejando las tijeras
que a veces son
traicioneras,
y te pueden dejar cojo...,
o sin nariz a su
antojo
-Tú no me jodas Manolo,
ni me toques más el
bolo.
Y empezó a tijerear
y sin narices quedar
como la estatua de
Apolo.