jueves, 20 de junio de 2013

EL DÍA DE LA CONFIRMACIÓN

Solemnidad de campanas
anunciaron al Obispo,
por ser el pastor de Cristo
visitando a su rebaño.

Contentos como unas pascuas
andábamos los muchachos,
pues el cura habló de un acto
que elevaba a lo más alto.

Un esfuerzo hizo mi madre
comprándome unas sandalias
de cuero de las de entonces,
y hasta un pantalón de pana.

Al Obispo bajo palio
en la Iglesia introdujeron
autoridades locales
y de eminencia tratado.


Con la Iglesia iluminada
como ascuas de luciérnagas,
brilló el frontis, brilló el coro,
brilló la mañana aquella.

Uno a uno desfilamos
ante aquel santo varón,
que nos habló y alentó
con una süave voz.

Rezos hubo y ceremonia,
y hubo cantos a los altos
designios que tiene el cielo
para sus hijos de abajo.

Nos dio la confirmación,
y que a día de hoy no sé
aquello en que consistió,
ni cual fue el proceso aquel.

Mas nunca se me olvidó
y siempre recordaré
las tazas de chocolate
dadas en tal ocasión.

Y el Obispo nos bendijo
y vivas dimos nosotros,
muchachos de Cenicientos
al enviado del Señor.