Van con las
caballerías
por la finca del
Rincón,
y les surge la
ocasión
propicia en
mañanas frías.
Avistado Villa el
Prado
con el Alberche
dormido,
al faisán ven
aterido
y le imaginan
asado.
La ocasión la
pintan calva
para el hogar de
los pobres:
"Hoy no habrá
peces salobres
en sus mesas", dice
el alba.
Bien guardado va
en la alforja
el faisán sin
hacer ruido,
con el cuello
retorcido
la sartén le dará
forja.
Van los cuñados
contentos
con sus cargas de
arriería,
vida dura y alegría
camino de
Cenicientos.
Es día de Noche Buena
y él faisán se
muestra orondo,
desplumado será a
fondo
habiendo opípara
cena.
La Caprichosa
remontan
y a Cadalso le
bordean,
ya sus piernas les
renquean
y sobre las mulas
montan.