El sol naciente nutre a la dehesa
orbitando en prado de Los Maíllos,
en
sus grilleras se acallan los grillos
y el quehacer noctívago, le besa.
y el quehacer noctívago, le besa.
Los coruchos no cejan en su empresa
y en
las peñas, los fulgores y brillos
son
volcanes azulenco amarillos
donde la actividad diurna reingresa.
Con la
noche ida triunfante es el día
sobre
las viñas reina la armonía
y acunada es la vid por suaves vientos.
Surge el viñedo emergente a la vida
y tras su poda savia nueva
anida
afamando al vino de Cenicientos.
afamando al vino de Cenicientos.
