Es alegre y es divino
con su color rojo
intenso,
y figura entre el
incienso
de la Iglesia, el pan
y el vino.
Y me lo asignó el
destino
que en un cáliz lo
engastara,
y al Vaticano viajara
mostrándose a Jesús
Dios
y mi alma inmortal en
pos
con él a Roma volara.